La película nos cuenta la historia de un grupo de amigas (Faith, Candy Brit y Cotty) que decide irse de spring break para vivir las fiestas más salvajes y alocadas, pero para poder hacer sus deseos realidad tienen que verse envueltas en actos criminales antes de partir en el que, se supone, es el viaje de sus vidas.
Faith (interpretada por Selena Gomez) es el personaje que sirve, en un inicio, como el conductor de la acción. Con sus intervenciones en voz en off, sus dudas y las llamadas telefónicas que realiza a su familia, el espectador entiende su conflicto interior. Aún cuando este conflicto es bastante básico: la educación religiosa y su vida regular le parecen monótonas en contraposición a un mundo de fiestas, diversión y placeres inmediatos. Para romper con la rutina decide irse de escapada con sus amigas y, sí, los personajes de chicas irresponsables y atrevidas funciona durante la primera media hora, pero luego termina por convertirse en un cliché.

Selena Gomez es Faith.
Lo mismo sucede con la fórmula del director de sumar: fotografía de colores vivos, colores chicle, luces de neón, planos larguísimos de fiestas extremas en cámara lenta y una mezcla musical acertada; que, al principio, nos deja inmersos en un ambiente de fiesta desenfrenada y, sin embargo, luego se agota y llega a ser repetitivo. Si en un inicio hacía que la situación que se nos cuenta fluyera con ritmo más atractivo, esto se va perdiendo, haciendo que cada imagen vaya pareciendo cada vez más inconexa de las otras que la rodean. Finalmente, la historia se pierde, si es que realmente alguna vez hubo historia.
Con la intervención de Alien (personaje encarnado por James Franco), un rapero que hace de gangster, en la vida de las chicas, Faith decide que el spring break no es lo suyo y debe regresar a casa, sola. Este es, quizá, el error final de la película: con la voz principal de la película perdida, ninguno de los otros personajes parece recogerla de manera adecuada, la voz se disipa y ya no sabemos qué nos están intentando contar o si quiera qué se supone debemos sentir.
Sin embargo, dejando de lado la construcción insulsa de este largometraje, lo más destacable de esta segunda parte de la película es el personaje de James Franco. Su caricatura de rapero-gangster es muy divertida de ver en pantalla. Incluso cuando su personaje verbaliza cualquiera de sus intentos de lo que él llama poesía o se pone a filosofar, la película parece volver a encaminarse. Además, es con Alien en pantalla cuando las mejores escenas de la película tienen lugar y es ahí, realmente, cuando vemos, aunque sea por instantes, esa combinación extraña pero atractiva entre Scarface y un vídeoclip de Britney Spears.

De poeta a gánster. Franco es lo mejor de la película.
De todas maneras, al llegar al clímax y la supuesta catarsis de los personajes, los mensajes de la película (que son muy básicos) se han repetido tanto que han llegado a perder cualquier tipo de significado. La redundancia le juega mal al guión y al desarrollo de personajes, parece crear un ambiente, pero el ambiente se gasta demasiado. Aquello de que la vida es más oscura de lo que nos cuentan y de lo que parece, o eso otro de que algunos estamos corruptos desde el principio, no son mensajes lo suficientemente trascendentes.
La película solamente dura hora y media, pero por la repetición agotadora de muchos de sus ingredientes, se siente mucho más larga y termina, sí, por aburrir. El sabor que a mí me dejó fue que había visto un vídeo musical de contenido erótico de más de una hora. Quizá, si en vez de ser una película con aspiraciones artys, se hubiese limitado a un videoclip de 5 minutos, me habría gustado más.
Spring Breakers es, sin más, una película con ingredientes ricos mal mezclados. Y el resultado es entretenido a ratos, pero con mucho contenido prescindible.
- Bonus Track: Kids y Ken Park
Spring Breakers es tan solo el nuevo intento de Harmony Korine por retratar la decadencia de las nuevas generaciones. Él ya ha escrito antes películas como Kids (1995) o Ken Park (2002), en los que se acercan a personajes de este tipo, que descubren la diversión en las acciones más violentas o que simplemente son "incorrectas" ante las convenciones morales de la sociedad.
Cuando esas películas se estrenaron causaron que se generara un debate sobre el estado actual de los jóvenes en la sociedad urbana, y eso fue porque se mostraba algo que la industria del cine no había mostrado nunca antes.
Con Spring Breakers el caso es distinto porque no es ni de lejos tan rompedora como las otras y además sufre de haber sido estrenada en un contexto en el que para la sociedad estos temas no son tabú ni son realmente nuevos.